Cuando pensábamos que las muestras de indolencia hacia nuestros funcionarios ya no podían ser peores, nuestros máximos directivos vuelven a sorprendernos con sus acciones en torno al caso de Boris Montero.
Este lunes, y a pesar de lo expresamente aseverado a nuestra asociación de funcionarios por el Subdirector de Asuntos Corporativos, Sr. Ricardo Pizarro, tomamos conocimiento de que el Servicio interpuso un recurso de reposición ante la Corte de Apelaciones de La Serena, para dejar sin efecto la orden de no innovar decretada por este tribunal y materializar el despido de Boris.
En el escrito, que fue elaborado a petición de los Subdirectores de Desarrollo de Personas y Jurídica, doña Carolina Soto y don Miguel Zamora, el Servicio hace una lata explicación de sus fundamentos para determinar el término de la contrata de Boris, y de por qué a su juicio, no se estarían vulnerando sus derechos laborales.
Sin embargo, dicho escrito omite en forma deliberada que al momento del despido de Boris recién se toma conocimiento de su grave enfermedad, la que dada su avanzada etapa, explica todos los supuestos problemas “conductuales y de desempeño” argumentados, poniendo en evidencia el rotundo fracaso en la implementación de todas las políticas de gestión de personas vigentes, especialmente las referidas a conciliación trabajo / vida personal y egreso del SII.
El escrito omite también que, al tomar conocimiento de este diagnóstico, nuestra asociación solicitó formalmente al Director Nacional del Servicio, Fernando Barraza, dejar sin efecto este despido por razones humanitarias, en consideración a sus más de 20 años de desempeño en la institución y su imposibilidad práctica de encontrar un nuevo trabajo dado el avanzado estado de su enfermedad, procediendo a la tramitación de su jubilación por salud irrecuperable, proceso que se ve truncado al dejar de pagarse las cotizaciones correspondientes al “seguro de invalidez y sobrevivencia”, lo que genera no solo una vulneración de sus derechos laborales, sino que además un daño irreparable en sus opciones de contar con una protección social acorde a las necesidades de su enfermedad.
Pero lo más grosero de todo, es la constatación que una decisión de carácter exclusivo del Director Nacional de acuerdo a nuestra Ley Orgánica, sea delegada sin ningún sustento a sus Subdirectores, para finalmente ser firmada por el abogado de la Dirección Regional La Serena, en una cadena de delegación que denota una absoluta falta de compromiso con las responsabilidades de sus cargos ni de comprensión del marco normativo que nos rige.
Estos hechos distan absolutamente con la ficción que se nos muestra constantemente a través de los canales institucionales, que hablan de preocupación hacia las personas, el afecto de siempre y que el SII somos todos. Lamentablemente en los hechos, nuestros máximos directivos demuestran día a día, que su imagen les interesa mucho más que nuestra institución y las personas que la conforman.
Directorio Nacional ANEIICH
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