La semana pasada, se generó una nueva alerta entre las y los funcionarios de nuestra Dirección Nacional del SII producto de la confirmación de 2 nuevos casos derivados de un segundo brote de contagio confirmado la semana anterior en la Subdirección de Administración, y que hasta el momento ya ha afectado a 7 funcionarios y un número indeterminado de personas fuera de nuestra institución.  

¿Cómo es posible que el SII repita un episodio de mal manejo, a poco más de 3 meses de ocurrido el brote de contagios que afectó a 12 funcionarios de la Subdirección de Informática? El análisis de este nuevo brote es especialmente relevante si es que efectivamente se pretende aprender de los errores y privilegiar de forma efectiva la vida y salud de todos quienes trabajamos en el SII, y de las y los ciudadanos que día visitan nuestras oficinas.

Secretismo en el manejo de casos e implementación de protocolos

Un elemento es cuidar la reserva de la información personal de las personas contagiadas, y otra completamente distinta es omitir en forma deliberada información relevante sobre la evolución de la salud de nuestros colegas contagiados, las circunstancias en que contagiaron, el cumplimiento de los protocolos de respuesta y la implementación de medidas preventivas para evitar que más personas se contagien.

Posterior al brote en informática, se comprometió una mesa de trabajo para evaluar lo ocurrido e implementar las medidas correctivas que correspondieran, sin embargo, esta instancia nunca se pretendió llevar, ni se llevó a cabo. 

Es indispensable que la Dirección del SII, de una vez por todas, transparente la implementación de las distintas normas y protocolos elaborados desde el inicio de la pandemia, a través de informes públicos y mesas de trabajo con nuestras asociaciones.

Mal manejo de autoridades

De acuerdo con la información proporcionada por nuestros asociados/as y dirigentes, ante la noticia del nuevo brote, fue prácticamente imposible contactar o ubicar al Subdirector de Administración, de quien posteriormente se supo que acudió a un centro asistencial para realizarse un examen PCR en vez de preocuparse por la implementación oportuna de los protocolos de respuesta vigentes. 

La falta de información derivó literalmente en una mañana caótica para las y los funcionarios que trabajan en el edificio de Agustinas (ex diario La Nación), quienes solo obtuvieron respuestas claras durante la tarde, tras los reclamos presentados por nuestras dirigentes Andrea Juri y Nidia Bravo, y el secreto a voces existente entre los funcionarios.

En cuanto a la implementación de protocolos de respuesta, la Subdirectora de Desarrollo de Personas (quien trabaja en el piso superior de donde se originó este nuevo brote, al que se accede a través de las mismas escaleras por no contar aún con ascensor) señaló que se envió a cuarentena preventiva a los afectados y sus contactos estrechos, exceptuando a aquellos que trabajaban en oficinas individuales, negándose a proceder al cierre total de instalaciones hasta su sanitización y derivación de todos los trabajadores expuestos al riesgo de contagio, demostrando nuevamente que el cuidado de quienes se desempeñan en esta institución no es prioridad para su gestión.  

Como era de esperar, esta decisión implicó que 4 personas más se contagiaran, 2 de ellas confirmadas el 25 de marzo y 2 confirmadas el día jueves 01 de abril, personas que probablemente no se hubiesen contagiado de haber escuchado a nuestra asociación y se hubieren adoptado medidas que privilegiaran la salud de nuestros funcionarios por sobre la continuidad del trabajo presencial.

Si hay un interés real en que esto no vuelva ocurrir, es indispensable que se implemente con urgencia una coordinación central de las acciones preventivas y de respuesta ante contagios, que pueda monitorear la situación nacional y asistir a los actores encargados de su ejecución, y posteriormente generar los aprendizajes y medidas de mejoramiento que resulten necesarias.

Relajamiento de medidas preventivas

La información manejada hasta el momento señala que ambos brotes de contagio se habrían producido durante el horario de almuerzo, tanto en espacios institucionales destinados para ello como en restaurantes fuera de las dependencias del servicio. Adicionalmente, se sabe que los funcionarios contagiados en la subdirección de Administración contarían con las 2 dosis de las vacunas, ratificando lo que han señalado reiteradamente los especialistas respecto a que la vacuna no asegura inmunidad ni detiene los contagios, sino que reduce el riesgo de contagiarse y de presentar cuadros graves de COVID-19.

El violento recrudecimiento de la pandemia, que diariamente supera los 8.000 contagios, tiene al sistema hospitalario al borde del colapso, le ha quitado la vida a más de 30 mil personas y mantiene en cuarentena a casi el 80% del país,  hace indispensable que tanto autoridades como funcionarios asumamos las medidas preventivas que sean necesarias para no volver a transformar nuestros espacios de trabajo en focos de contagio que pongan en riesgo la salud y vida de nuestros colegas, sus familias y de los ciudadanos que visitan nuestras dependencias.

En este sentido, no resulta comprensible que nuestras autoridades institucionales desoigan el llamado realizado por el gobierno a mantener en formato presencial solo labores esenciales, derivando a formatos remotos a todos quienes realicen “labores administrativas, contables, financieras y de asesoría o consultoría”, a quienes no se les puede solicitar permiso único colectivo, de acuerdo a lo señalado por la subsecretaria Katherine Martorell.

Por esta razón hacemos un llamado a todos quienes deseen continuar trabajando presencialmente en forma voluntaria durante los períodos de cuarentena, dejen de hacerlo hasta que se controle este nuevo peak de contagios, o en su defecto, realicen turnos mínimos para reducir sus desplazamientos y riesgos de contagio, reiterar que el norte de las gestión de nuestras autoridades debe ser proteger la salud y vida de las personas y no “ganar gallitos“ o imponerse por sobre las asociaciones de funcionarios. 

Juntos podemos evitar que “la tozudez de siempre” ponga nuevamente en riesgo nuestras vidas

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